MITOS DE LA FERTILIDAD CON DRA. DELFINA ZELASCHI

Delfina Zelaschi, Gineco-Obstetra Funcional, nos ayuda a desmentir mitos que se escuchan a menudo sobre la fertilidad. 


MITO #1: El estrés no tiene nada que ver con la fertilidad.

Cuando estás bajo situaciones de estrés, tu organismo requiere la liberación de una hormona llamada cortisol por parte de la glándula adrenal para hacer frente a esos momentos de tensión, demanda energética o angustia. Para generar cortisol, tu cuerpo utiliza otra hormona llamada progesterona, que es clave en la ovulación y en la manutención de la armonía de tu ciclo. Cuanta más necesidad de picos de cortisol haya (por situaciones de estrés), más se agotarán tus reservas de progesterona y eventualmente será menos probable que ovules fisiológicamente.


Mito # 2: El intestino es un órgano distinto a los ovarios, y su funcionamiento no afecta mi fertilidad.

Las hormonas que liberan nuestros ovarios, específicamente los estrógenos, tienen un tipo de metabolismo que depende de la acción de ciertas enzimas presentes en la mucosa intestinal. Para completar su función, nuestras hormonas ováricas no sólo deben producirse en cantidades adecuadas en los ovarios si no que sus productos de desecho deben eliminarse periódicamente por la materia fecal. Muchos desequilibrios hormonales son consecuencia de la reabsorción de estos productos hormonales de desecho, tras no haber sido eliminados. Tu estreñimiento, puede estar causándote un problema hormonal. 


Mito #3: La evaluación de mis hormonas sexuales y la reserva ovárica son los únicos factores hormonales que determinan mi fertilidad.

Las hormonas ováricas funcionan en un eje llamado OAT; ovario, adrenal, tiroides. Las adrenales son las glándulas que adaptan tu cuerpo al stress (del tipo que sea) y te hacen responder ante ese desafío. La tiroides, maneja toda esa economía entre lo que le ofreces a tu cuerpo (alimento, descanso, etc.) y lo que demandas de tu cuerpo (ejercicio, estar sin dormir, cambios en la dieta, adaptación al frio o calor, etc.) Ambas glándulas están constantemente “tomándole el pulso” a aquello que sucede a tu alrededor y, señalizarán a tus ovarios, si ese ambiente es o no propicio para la reproducción. Por lo tanto, para investigar cuan óptima está tu fertilidad, estas tres glándulas deben participar del diagnóstico.


Mito #4: A partir de los 35 años, estoy indefectiblemente en edad de riesgo para embarazo.

Es bien sabido que la calidad de nuestros ovocitos decae con la edad, debido que nacimos con ese material genético y éste ha permanecido en nuestros ovarios envejeciendo durante todos esos años. Sin embargo, existe algo llamado EPIGENÉTICA. El material genético de nuestros ovocitos va madurando, y pegando saltos evolutivos a lo largo de nuestra vida, incluso ciclo tras ciclo. Ese ADN de cada ovocito se encuentra rodeado de un tejido que lo nutre y guía en estos procesos evolutivos. Entonces, la edad es solo un elemento más en nuestro pronóstico de riesgo, pero no un condicionante para ello dado que la salud de ese tejido que sostiene al ADN del ovocito, sí es un factor que podemos mejorar, incluso desde muy jóvenes. Cuestiones vinculadas a nuestro estilo de vida, nuestra alimentación, la exposición a ciertas toxinas, a metales pesados, cuanta anti-oxidación garanticemos a nuestras células y el equilibrio hormonal que hayamos sostenido durante todos esos años de nuestra vida, son también de vital importancia y pueden incluso hacer que la edad sea solo un detalle.